lunes, 20 de julio de 2015

¿Dónde quedó la alegría de vivir?


Guillermo Sucre

El país y un poema de Guillermo Sucre:
 
La vida, aún

¿Dónde quedó la alegría de vivir?
La desaprensiva lentitud en el trato
y la clara mirada del orgullo,
la vislumbre del carácter y el destino,
la mano que sabía prohibir y consagrar,
los cuerpos que dan gracias al alma
y ágiles como la parra se enlazan
en las noches del placer y también
del dolor; todo lo que fue ceremonia,
frugal o generosa celebración ¿ahora
¿dónde está, bajo cuánto oropel
y odio y oprobio yace? ¿Hay seres
que aún vivan en la amistad del clima,
respiren el hálito de la tierra
cuando amanece, se bañen en el mar
como una purificación? ¿Es hermosa
aún la hermosura, se ilumina su rostro
en los días aciagos y lo amamos
con paciencia?
¿O solo hemos sido
sangre rencorosa, paciente sólo
para la insidia y el ultraje?
¿Conocimos alguna vez la pasión,
el conocimiento de su larga herida?
¿O apenas nos alcanzó el alma
para la astucia, el requintado
honor, la ávida vanidad? ¿Alguna
vez fuimos justos sin mediar
el escarnio? ¿Y entre tanto ahí
estaba el escarnio desesperado
en la miseria y piedad
no tuvimos, ni reverencia? ¿Y entre
tanto por todo lo que cuesta ser
hombre, apenas éramos venezolanamente
retrecheros?
O sólo fue falaz
la vida, y venal. Sólo ella no supo
ser austera, no se jubiló a tiempo,
ni siquiera tuvo tiempo de sacar
un seguro de vida. A todos
se prostituyó: era demasiado hermosa
o sólo quería dar placer,
o su ilusión. En el fondo, nunca
pensó que iría a morir. Ahora busca
refugio en la memoria, deambula
por jardines desolados creyendo
cifrar en la rosa o el jazmín que amó
el íntimo y desnudo destello
que la prendía al mundo. Se va llenando
de ruinas en la casa que cubre
la hiedra. Se da cuenta que ya no
cuenta, y limpia sus máscaras.
Ahora aprende a vivir de su único
rostro: su secreta agonía. 

(Guillermo Sucre. Abril-junio 1989. Fue publicado en la revista Vuelta, Nro. 159. Febrero de 1990)
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Ahora busco refugio en la memoria.

domingo, 19 de julio de 2015

El incierto futuro de la democracia



-¿Qué nos pasó?
-Nadie lo sabe, Turco, y por no saberlo, nos seguirá pasando.

Al anotar ese breve diálogo entre el Turco y su maestro Toto de Lima, se me ocurre decir algo que por obvio se nos olvida: el país se vino abajo porque estaba mal construido. Corrijo: no es obvio para todos. Muchos hilan en las nubes.

Ayer, por cierto, le referí a un amigo las lúcidas palabras de un político que, en su momento, seguramente no llegaron a suscitar mayor preocupación, ni siquiera en su entorno partidista más cercano. Ese político, que no era precisamente un “profeta del desastre”, expresó sin rodeos: 

La democracia venezolana tiene un pasado digno, pero un porvenir incierto, porque no ha descubierto la manera de ser fuerte frente a los vicios inherentes a nuestra comprometedora prosperidad financiera y a nuestras descuidadas tradiciones cívicas”.  

Es Gonzalo Barrios en 1977, respondiendo una pregunta de Alicia Segal para su libro La venedemocracia (Monte Ávila, 1978).
 
Sin duda, Barrios no hilaba en las nubes. 

martes, 7 de julio de 2015

Juan Liscano


 
En una vieja página de los 50, leo: 

En verdad ya nadie espera al poeta. Lo que la mayoría de la gente espera es la última máquina de muerte que haya sido fabricada, la última noticia chillada por la prensa, el último asesinato, el último récord, la última razón de odiar. Sin embargo, los poetas tenemos que seguir hablando.   
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En la “…tierra sola,/ pobre de sus riquezas, de sus oros”, en el “pobrísimo país de la Fortuna”, un poeta. 

Juan Liscano, quien dialogó con todos y a todos ofreció sus luces, hoy cumple cien años.
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Su poesía y sus ensayos, su labor crítica, sus polémicas, su Fiesta de la Tradición, conforman un valioso aporte intelectual a la cultura venezolana, que no deberíamos olvidar. Esa noble trayectoria quedaría incompleta si no mencionáramos también, en lugar destacado, su generosa obra de editor y no dijéramos las dos palabras que la encarnan: Zona Franca, revista que en sus tres etapas abrió puertas y caminos, con excelencia y sin mezquindades.