jueves, 14 de septiembre de 2017

La ciudad en la palabra



Av. 20. UCLA

La ciudad es un discurso y este discurso es en realidad un lenguaje: la ciudad habla un lenguaje: la ciudad habla a sus habitantes, nosotros hablamos a nuestra ciudad, la ciudad en la que estamos, simplemente al habitarla, al atravesarla, al mirarla… la ciudad, esencial y semánticamente, es el lugar de nuestro encuentro con el otro, y por esta razón el centro es el punto de reunión de cualquier ciudad

(Roland Barthes, Semiología y urbanismo)
             
Cuando supe –Luis Beltrán Guerrero mediante- que en su nombre había albergue para las cinco vocales, creció mi gusto por la hermosa voz que la designa. Desde entonces puedo decir que, en realidad, yo nací en una palabra: Barquisimeto.

Además de ser su gracia, ella la canta y la escribe en pentagrama. No en balde ha sido llamada –y con honores- “ciudad musical”.

Al modular barquisimetanamente su nombre, exhibimos un orgullo, revelamos una particular seña fonética y, quizá, nuestra escondida nostalgia por el río.

Dentro de treinta y cinco años años la ciudad de las cinco vocales cumplirá cinco siglos y la seguiremos soñando cada día. Porque solo soñándola podemos mantenerla viva. Bien sabemos que se trata de unir en ella inteligencia y alma.  Así, bajo el ala de su nombre mítico o a la sombra de un inolvidable naranjillo de la 20, vivamos de nuevo la alegría de  reinventar la ciudad infinita y de seguir diciendo su nombre con todo el gusto del mundo: Barquisimeto.