jueves, 22 de enero de 2015

La economía, Dios y los milagros


 
Anoche recordé una frase que le gustaba citar a García Bacca. Se trata del interdicto más espléndido que conozco:  

       Por orden del Rey, prohíbese a Dios hacer milagros en este lugar 

El viejo filósofo le dedicó un artículo a esa ingeniosa sentencia y nos informó que, aunque lo pareciera, la misma no era de Voltaire. Dijo García Bacca haberla leído en Kant, quien, a su vez -en unas notas sobre filosofía trascendental-, se la atribuyó a un tal Phesipeau.  

Lo cierto es que esa orden magna y asombrosa, según el mismo García Bacca, sólo podía haber emanado de un monarca, capaz también de ejecutarla sin miramientos ni dudas: Federico II de Suabia, el primer hombre moderno que se sentó en un trono.  

A García Bacca el terminante interdicto le sirvió para decirnos que en “fregados políticos” y en “barridos económicos” no debemos meter a Dios, porque esos lugares son terrenos del pueblo, al que nadie habrá de seguir engañando con supuestos milagros, por respeto al pueblo y a Dios mismo. 

Invirtiéndolo, so pena de profanar a los filósofos, el inmenso mandato prohibitorio podría proclamarse así:  

  Por orden de Dios, niégase a gobernantes y gobernados la facultad de hacer milagros en este lugar

2 comentarios:

  1. Hay una palabra en la que algunas de las letras se desordenaron, la T dio un traspiés que transforma el conjunto, y ello debe ser corregido: "capaz también de ejectuarla sin miramientos ni dudas".
    Por otra parte, de ciertos prepotentes y mal preparados gobernantes, pudiéramos esperar que redactaran un decreto como este: "Por órdenes del mandamás, insustituible e infalible, se prohibe a los ciudadanos en general y a los expertos en particular, hacer críticas o propuestas contrarias a nuestras caprichosas y anacrónicas ejecutorias, que para destruir el país nos bastamos solos".

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  2. Gracias, Edgard, por indicarme lo de la "t" de "ejecutarla". Ya no dice "ejectuarla".

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