domingo, 1 de octubre de 2017

El orden cabal en un verso



Pastelería del poeta J. V. Foix, en Sarriá

Domingo de nubes con sol y poca brisa. En una entrada de su “cuaderno gris”, Josep Pla camina por una vieja calle de Barcelona y oye la garlopa de un carpintero. Ese sonido lo emociona. “Inefable, deliciosa sorpresa”, dice. Más adelante, en un entresuelo abierto de par en par, ve a un hombre que empapela la pared. Tiene un cigarrillo colgado del labio inferior y canta “El pardal, quan s’ajocaba, feia remor…”. Lo hace -refiere Pla- “con una voz mortecina y juguetona”. El joven escritor sigue su camino y tararea.

Dejo a Pla en su recuerdo y leo a un poeta de Sarriá, habitante también de esta comarca de fantasmas, tan lejos y tan cerca:

No se debe al azar ni a la impostura

que sea mi país la dulce tierra en donde

vivo y pienso morir. Ni lanza ni navío

cautivan a quien vive a todo riesgo.

(“No pas l’atzar ni tampoc la impostura/ han fet del meu país la dolça terra/ on visc i on pens morir. Ni el fust ni el ferre/ no fan captiu a qui es don’ l’aventura”)

Es J. V. Foix traducido por Enrique Badosa.
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La anterior estrofa de Foix es el inicio de un soneto de su libro Solo, y dolido (Sol, i de dol). Dice Gimferrer que los versos de Foix suelen bastarse a sí mismos y para ilustrar su afirmación se apoya, justamente, en ese texto, que traduce asi: “No el azar ni tampoco la impostura/ Hacen de mi país la dulce tierra/ Donde vivo y deseo morir. Madera o hierro/ No cautivan a quien se va a la aventura”.

Pero fue otro endecasílabo de Foix el que vino primero a la memoria de Gimferrer esa vez. Hablaba, repito, del verso como unidad y “creación diamantina, irreductible”. No hay que decir más nada, afirmó  Gimferrer, porque tal vez en ese verso esté toda Cataluña, digo yo:

El Pic, la Vall i el Pla: l’ordre cabal.

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