Domingo de nubes, a la espera del sol.
Leo las devastadoras noticias de Nepal. Las
réplicas han sido terribles y no menos espantosas que el temblor de ayer. Una,
de 6,7 en la escala de Richter, provocó este domingo nuevos aludes en el
Everest. Se deambula con el infierno en las pupilas.
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A veces la realidad nos desviste y nos deja a
solas con eso que llamamos desde siempre fin de mundo.
Recuerdo al poeta Acevedo y su Everest, para
encontrar algún alivio:
…visito
catacumbas iluminadas donde una ferviente resistencia se organiza…
…invocamos
en lenguas romances nuestros impulsos primigenios, entrañamos geografías
remotas.
Y en toda
esta esperanza, este clamor, no hala sino el recuerdo de tu cima ardorosa,
Everest mío.
(Ángel Eduardo Acevedo, Mon Everest)
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Nepal es hoy el corazón del mundo.
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