Jack Phillips, radiotelegrafista del Titanic
El Enfermero se acaba de topar en uno de los cuadernos de Nelly con una mención que lo asombra. Nelly se refiere en ella a un joven de su pueblo. Al parecer, había pegado una foto suya en la página. No está la foto en el cuaderno, pero sí lo que escribió debajo. El Enfermero lo lee con avidez:
“Este es mi amigo Jack. Prometió que me iba a escribir cartas, desde los puertos a los que llegase, porque nunca se olvidaría de mí. Me acabo de enterar -y estoy muy triste por eso- que Jack murió en el hundimiento de ese enorme trasatlántico del que tanto hablan estos días. Llorando, recorté la foto de uno de los periódicos que lee el señor Fry. Dicen en la noticia que Jack cumplió con su trabajo hasta el último momento. No dejó su puesto de trabajo y siguió enviando mensajes pidiendo auxilio a otros barcos. Era uno de los telegrafistas del Titanic. He rogado a Dios por su alma y me siento desolada. Jack me llevaba tres años. Un día me escribió desde Irlanda. Estoy seguro de que me habría escrito desde New York”.
Más adelante, Nelly anota en su diario que ella admiraba a Jack y que los mejores recuerdos de su pueblo están relacionados con él. Habla de la enorme emoción que le produjo encontrar un día, en su casa de Farncombe, una carta en la que Jack le envió, con una bella dedicatoria, el menú de primera clase de un barco en el que trabajaba en esa época. Lo copia:
“Pavo asado con salsa de arándanos y arroz hervido. Prime rib roast con papas al horno con crema y ensalada de berros. Postres: gelatina de champaña, pastel de helado vienés, nueces variadas, fruta fresca, queso y galletas. Café”.
Inglesa al fin, Nelly apunta que echa de menos el cordero a la menta y que le intriga eso de “Prime Rib Roast”. Anota debajo: “Debo preguntarle al señor Fry”.
Por momentos, la cocina le hace olvidar a Nelly la triste imagen de su amigo Jack, a quien un día, por su cumpleaños, le hizo un “fool de ruibarbo” que le encantó. Cierra la entrada de su diario así: “Hoy haré “fool de ruibarbo” en su memoria.
El Enfermero no sale todavía de su sorpresa y se queda pensando en la radio sin respuesta del Titanic, con la íngrima voz de Jack como grito final de la tragedia.