martes, 19 de abril de 2016

El mundo iluminado, y yo despierta

De cocinera. Óleo de Efrén Ordóñez
 
Seis de la mañana. No hay brisa en el valle del Turbio. Sigue cubierto por la calina.
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En la página, una intelectual y sus Enigmas. En 1968 fueron encontrados por Antonio Alatorre, quien preparó una estupenda edición con los veinte enigmas, que, al parecer, ella escribió antes de dar por concluida su soberbia trayectoria literaria.  

Los enigmas no están resueltos, dijo Alatorre, y le propuso a los poetas mexicanos que procuraran descifrarlos.  

Gabriel Zaid, quien relata el hecho, al aceptar la invitación del erudito, ensayó la solución del cuarto enigma: 

¿Cuál es la sirena atroz
que en dulces ecos veloces
muestra el seguro en sus voces,
guarda el peligro en su voz?  

Concluye Zaid que la respuesta es la fama. Pero como no se trata de una adivinanza, el arcano permanece inalterable para que otros intenten descifrarlo.  

Asimismo, el mayor de los enigmas sigue en pie y ha vuelto a escribir esta frase: 

El mundo iluminado, y yo despierta
 
Es una jerónima tan inteligente como hermosa. Bien sabemos todos que se llama Sor Juana Inés de la Cruz, poeta, filósofa, mexicana y cocinera.  

Ella es el enigma y nos despierta.

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