Seis de la mañana. Me asomo al balcón y siento
una apariencia de toque de queda que
subleva. Vuelvo a la sala y abro un libro. Leo:
Su don ya no es estéril: su creación
la segura marcha en el abismo
Ya en la calle, el silencio preventivo, la cautela.
Barquisimeto pulsa las teclas de sus cinco
vocales y hace señas de prudencia.
Paso es el paso, me digo con Lezama y vuelvo a
su poema.
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