Sé que en tiempos borrascosos no es fácil el
análisis sereno. Pero como decía Lezama, sólo lo difícil es estimulante.
Afrontar con sentido crítico y autocrítico el examen de lo que nos pasa, debe conducirnos
a la lucidez que tanto se necesita. Quizá podamos evitar con ella la frustración que dejan la
excesiva audacia o –todo hay que decirlo- la “cordura” exagerada. Esto último luce paradójico. No lo es. Y en el supuesto de que lo fuese, me amparo en la previsión de las comillas.
Repito, no es fácil evaluar y autoevaluarse, y
menos aún para quien se encuentra en la línea de fuego y no en la comodidad de un
escritorio, como yo ahora. Que sea difícil no quiere decir que sea imposible.
Preocupaba
observar que ciertas voces de la oposición venezolana, de uno y otro signo táctico,
parecían ocuparse más en el cruce de mutuas culpas que en la lectura atenta de
los hechos.
La concentración unitaria de ayer dio señales claras
de que se puede evitar la descomposición del movimiento que, con valentía y
firmeza, protagoniza una parte muy importante del país. A esa valentía, sin duda, debe
agregársele prudencia y, además, un imprescindible ejercicio de
autoconocimiento, que permita ver, no sólo avances, sino también, limitaciones y carencias.
Quienes estuvimos al lado del gobierno, y que después de abrir los ojos, fuimos separándonos, también formamos parte de esa Venezuela que en las calles está expresando clamorosamente su indignación y su cansancio.
De nada demasiado, aconsejó un oráculo griego. Los
excesos, incluido el de pasividad, suelen enceguecernos.
La lucidez de sus palabras, merecen el brevario de un escritorio y la valiente firmeza de una actitud
ResponderBorrarMuchas gracias, Luisa.
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