Manuel Estrada Cabrera
Me decía anoche un amigo que el espíritu de la
Navidad antes llegaba de su cuenta y llenaba con su presencia todos los
espacios y que hoy en día lo decreta (y reparte) el Señor Presidente, pero no a
todos, sino a los suyos o a los que se "inscriben" como tales. Le
pregunté si se refería al Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias y me
respondió que sí y pasó a leerme esta relación de patriotas cooperantes:
“Catarino
Regisio pone en conocimiento: que estando de Administrador de la finca La
Tierra, propiedad del General Eusebio Canales, en agosto del año pasado, este
señor recibió un día a cuatro amigos que lo llegaron a ver, quienes en medio de
su embriaguez, les manifestó que si la revolución lograba tomar cuerpo, él
tenía a su disposición dos batallones: el uno era de uno de ellos, dirigiéndose
a un Mayor de apellido Farfán, y el otro, de un Teniente Coronel cuyo nombre no
indicó: y que como siguen los rumores de revolución lo pone en conocimiento del
Señor Presidente por escrito, ya que no le fue posible hacerlo personalmente, a
pesar de haber solicitado varias audiencias”.
“Mónica
Perdomino, enferma en el Hospital General, en la cama número 14 de la sala de
San Rafael, manifiesta que por quedar su cama pegada a la de la enferma Fedina
Rodas, ha oído que en su delirio dicha enferma habla del General Canales; que
como no tiene muy bien segura la cabeza no ha podido fijarse en lo que dice,
pero que sería conveniente que alguien la velara y apuntara: lo que pone en
conocimiento del Señor Presidente por ser una humilde admiradora de su Gobierno”.
“Eulalio
Robles, desde su calabozo, hace llegar al Señor Presidente, el mensaje de que está
dispuesto a colaborar, no sólo dando nombres de conspiradores, sino
compartiendo una parte del botín. Se declara pecador arrepentido”
Agradezco al amigo ese recuerdo de una vieja
novela olvidada.
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