Milena Cadenas, con Cuchi. Barqusimeto, 13 de septiembre de 2015
03-12-17: Seis de la mañana. Nubes sobre el valle. Abro Memorial, de Rafael Cadenas, y leo la dedicatoria: “A Milena”. Paso las páginas y encuentro:
para ti el
centro del fruto, lo irreductible,
para ti lo
que el miedo no puede rozar,
para ti cuanto
escapa a las venas del tiempo
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Recuerdo que
en una de las magníficas conversaciones que tuvo con el poeta, María Ramírez
Ribes comenzó describiendo la casa y decir “casa” era decir Milena:
“Rafael
Cadenas vive en La Boyera, en un apartamento pequeño, que desborda de objetos
también diminutos. La escenografía es obra de Milena (…)
La presencia
enriquecedora de Milena está en todos los detalles: matas cuidadas con esmero,
cafeteras de peltre pintadas a mano con colores vivos; cerámicas y dibujos que
siempre tienen como tema al hombre y su ambiente. Los muebles de ratán,
sumamente sencillos, infunden calidez al ambiente. Altas pirámides de libros
están recogidas en pequeños estantes de madera natural y una mesita y una
máquina de escribir se mezclan con helechos, ficus, palmeras; todo un jardín
tropical. Además de tomates, cilantro, mostaza, yerbabuena cultivadas en
macetas”.
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¡Qué
tristeza! Ayer murió la jardinera…
Tú y ella
llevando una antigüedad repentina,/ tú y ella de vuelta al lugar que los aúna,/
suplican al tiempo que no entre donde viven.
Ahí, en
Epitalamio, poema de Sobre abierto,
me detengo. Sé que ella lo mira, lo está mirando en la página siguiente.
Esos ojos,
como los manuscritos, iluminan su vida.
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