Ramón Gomez de la Seran. Retrato triple de Luisa Sofovich
Las nubes, que estaban disperas, comienzan lentamente a juntarse sobre Terepaima.
La claridad impera todavía en la sala. Sobre la mesa un libro. Dejo en ciernes
la composición de lugar y lo abro. En una entrada del Diario póstumo, Gómez de
la Serna se lamenta de que no le han pagado sus colaboraciones y de que corre
el riesgo de estar sin dinero para la Nochebuena que se acerca. Informa que el
director de El Mundo prometió subirle las greguerías a 120, pero se queja
igual, porque “tiene que andar cazando greguerías día y noche, ¡con lo mucho
que se ocultan!”.
Seguidamente nos enteramos de que logró pasar la Navidad gracias a un
adelanto que pidió y concluye el comentario con estas líneas que nos atañen:
“Todos, inclusive Venezuela, tuvieron la avilantez de no pagar”.
Eran greguerías de los años 50. ¡Ah mundo!, digo yo. Hoy en día nadie se
asombra de que no paguemos. Ojalá podamos podamos hacer lo que Gómez de la
Serna le decía a Luisita:
“Flota como yo… Tenemos que pasar por la calle iluminada, y con gente,
pero flotantes”.
Tratemos.
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