Hoy murió el “Morocho” Hernández, el primer
boxeador venezolano que llegó a ser campeón mundial. Ocurrió en 1965, en una pelea que le
ganó a Eddie Perkins, por decisión dividida y no del modo demoledor que durante
varios años estuvimos esperando sus confiados seguidores. El Morocho nos parecía
imbatible y era vox populi que por esa
época (primer lustro de los 60) nadie lo superaba en su división (peso Ligero y Welter Junior).
Por varios años me recuerdo deseoso y pendiente (como todo
el mundo) de que Joe Brown, el campeón mundial de los ligeros, aceptara su reto
o de que Carlos Ortiz accediera a lo mismo. La fuerza del “Morocho”, su agilidad
y, sobre todo, su fulminante derecha, generaban tanto temor en los campeones,
que ninguno se atrevía a plantarle cara. Finalmente llegó la hora y el “Morocho” nos dio la
alegría del esperado campeonato, pero ya no era el tiempo del esplendor y su reino sería corto.
Sin embargo, después
de perder la corona con Lopopolo, el "Morocho" sostuvo varias peleas en las que a ratos parecían
recobrados su brillo y sus fuerzas. Así, en 1969, en Buenos Aires, en un
combate que terminó perdiendo claramente, vivió unos mintuos extraordinarios.
Con su letal derecha, para asombro de todos, derribó en el segundo round nada
menos que al campeón de entonces, el argentino Nicolino Locche, acertadamente llamado
el “Intocable”. El “Morocho”, guapo
siempre, perdió esa noche en 15 batallados rounds.
--
En el 60, cuando el presidente Rómulo Betancourt
apareció ante las cámaras de la televisión, con las manos vendadas, después del
atentado que casi se lo lleva de este mundo, lo primero que dijo fue: “Aquí
estoy como el Morocho Hernández antes de una pelea”.
--
Acá estamos nosotros, deseándole al “Morocho” la
paz que se merece. Guantes colgados, memorias juveniles y de infancia, lo despiden.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario