Encuentro de Sancho con Ricote
De cómo en
una escena cervantina, se aplaca, sin violencia alguna, la guerra civil de los
nacidos
Venía Sancho “entre alegre y triste, caminando
sobre el rucio a buscar a su amo, cuya compañía le agradaba más que ser
gobernador de todas las ínsulas del mundo”.
Muy pronto, el sorpresivo encuentro con Ricote, el
morisco expulsado que volvió a su patria a todo riesgo, en busca de un tesoro.
Pudo ser delatado por el cristiano Sancho, pero se
interpuso la nobleza. A veces, puede más la amistad que el atavismo o las
salvajes diferencias.
Por eso, el sabroso convite, pleno de vino y de caviar,
que ambos compartieron en un amable lugar cercano a Barataria.
Eso fue todo.
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