miércoles, 2 de marzo de 2016

Acá, no lo escucharíamos


 
 
Releo las conocidas palabras que un respetado intelectual escribió cuando el país necesitaba de su voz: 

“Desde que mi generación asiste a la vida pública no ha visto en el Estado otro comportamiento que esa especulación sobre los vicios nacionales. Ese comportamiento se llama en latín y en buen castellano: indecencia, indecoro. El Estado en vez de ser inexorable educador de nuestra raza desmoralizada, no ha hecho más que arrellanarse en la indecencia nacional. 

 Pero esta vez se ha equivocado… 

(..) 

No discutamos ahora las causas de la Dictadura. Ya hablaremos de ellas otro día, porque, en verdad, está aún hoy el asunto aproximadamente intacto. Para el razonamiento presentado antes la cuestión es indiferente. Supongamos un instante que el advenimiento de la dictadura fue inevitable. Pero esto, ni que decir tiene, no vela lo más mínimo el hecho de que sus actos después de advenir fueron una creciente y monumental injuria, un crimen de lesa patria, de lesa historia, de lesa dignidad pública y privada. Por tanto, si el Régimen la aceptó obligado, razón de más para que al terminar se hubiese dicho: Hemos padecido una incalculable desdicha. La normalidad que constituía la unión civil de los españoles se ha roto. La continuidad de la historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles: reconstruid vuestro Estado!” 

Las citas corresponden al célebre artículo que Ortega y Gasset publicó en El Sol el 15 de noviembre de 1930, que terminaba con estas líneas:  

“…somos nosotros (…) gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!

Delenda est Monarchia”
 
Cinco meses después, el pueblo, mediante elecciones, cumplió con el llamado.
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Creo que nuestro país está tan mal, que si hubiese un intelectual respetado por la mayoría, y capaz de decirnos hoy -mutatis mutandis- algo semejante a lo de Ortega, no lo escucharíamos.  

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